Marinerito

Marinerito


Incesante es tu cuento
el que me condujo a ti como una esquizofrénica melodía de muerte a muerte
el que me condujo a tu foto
aquella en la que tienes un sombrerito blanco de marinero
con una sonrisa que hace falta
para aumentar el volumen de luz
en las lámparas de tu casa.

Te dije te amo una noche
y te lo dije en inglés
por aquello de la ambivalencia diplomática del lenguaje
que seguramente me salvaría de hacer el ridículo.
Yo también quería un sombrerito blanco
y un beso tuyo plantado en mis labios
tu lengua arando mi tierra
y yo entregándome a tus embestidas
porque cada una de ellas
es una entrega aparte
completa
a la piel que se pone roja de la humillación y la vergüenza
del sudor del goce entre hermanos y nuevos amigos
porque siempre quise tener tu código en mi sangre.

Lamento la llegada tan tarde
son los relojes que nunca confabulan en mi favor
y las estaciones, que traen demasiada lluvia
y los días, que son demasiado grises, tan amarillos
y las horas,
sobretodo las horas
que paso mirando la sonrisa triste del marinerito que amé un día.

Propuesta de libro

He decidido continuar la estética del blog con este nuevo libro de poesía, el cual nace de la profunda necesidad de cariño de un joven adulto de 25 años, que al encontrarse solo en Puerto Rico (sin familia), decide contruir una con sus amigos. Sucede que este joven se da cuenta de que está regalando mucho más amor y cariño del que está recibiendo, porque nadie como él puede sentir la carencia de querencia abrumándole el cuello, como un espanto alegórico de los que hablan las brujas contemporáneas y los nuevos espirituados new age con defectos congénitos del habla. Ese joven, ese niño, soy yo.

Este libro también es el resultado de encontrarme con un hombre mucho más maduro que yo, al que he llegado a amar como a un hermano, y por qué no, como a un amante, o sea como a un hermano mayor incentuoso, con quien comparto tal vez demasiados terrenos comunes. Él ha llegado a ser mi espejo. Y este poemario es eso: un jugarreta de Alicia metiéndose para siempre en el espejo, hacia dentro, muy adentro, de sí misma.

Que lo disfrutes.